Hablar sobre el cuerpo y sus límites es muy importante para proteger a los niños y niñas. Enseñarles a reconocer cuáles son sus partes públicas y privadas les ayuda a cuidarse, poner límites y saber qué hacer si alguien cruza una línea. Esta nota está pensada para padres, madres, docentes y cuidadores que desean abordar este tema de forma clara, sencilla y respetuosa.

Primero que nada, ¿qué significa que algo es “público” o “privado”? Lo público es aquello que podemos mostrar o compartir frente a otras personas: por ejemplo, tu cara, tus manos o tus pies. Son partes del cuerpo que no nos da vergüenza mostrar porque forman parte de nuestra convivencia diaria. En cambio, lo privado es lo que pertenece solo a ti. Son las partes de tu cuerpo que cubres con tu ropa interior o traje de baño y que nadie debe ver ni tocar sin tu permiso. Estas partes privadas incluyen el pene, la vagina o vulva, los glúteos (nalgas), los pechos y el ano.

Una forma muy útil de explicarlo a los niños es decir: “Todo lo que cubre tu ropa interior es privado”. También puedes usar una frase clave que funciona como regla de oro: “Mi cuerpo es mío”. Esta frase empodera al niño o la niña para que entienda que tiene derecho a cuidar y proteger su cuerpo.

Es muy importante que aprendan lo siguiente:

¿Qué hacer si alguien rompe esta regla? Los niños deben saber que si alguien les hace algo que les incomoda o los confunde, no es su culpa. Deben aprender que lo correcto es:

  1. Decir que NO.
  2. Salir de ese lugar.
  3. Contárselo inmediatamente a un adulto de confianza como mamá, papá, una maestra o algún familiar que los cuide.

Para reforzar el aprendizaje, una excelente actividad es jugar al “Público o Privado”. Puedes mostrarles imágenes de diferentes partes del cuerpo y preguntar: ¿esto es público o privado? Acompaña las respuestas con explicaciones breves, como: “La espalda es pública, porque podemos mostrarla con ropa”, o “El pene es privado, porque se cubre con ropa interior”.

También puedes repetir con ellos frases fáciles de recordar como:

Por último, los adultos tenemos la responsabilidad de crear un ambiente donde hablar del cuerpo no sea un tabú. Usa los nombres reales de las partes del cuerpo, responde sus preguntas con claridad y sin burlas, y fomenta la confianza para que los niños sepan que pueden contarte cualquier cosa.

Hablar sobre partes públicas y privadas es una forma efectiva de prevenir el abuso sexual infantil y, sobre todo, de formar niñas y niños seguros, informados y protegidos.