
La educación sexual es un derecho humano y una necesidad urgente para el desarrollo saludable de niñas, niños y adolescentes, especialmente en contextos de mayor vulnerabilidad. En centros de acogida, albergues, casas hogar o instituciones de protección infantil, los jóvenes enfrentan no solo las complejidades propias de su edad, sino también historias de vida marcadas por abandono, violencia, abuso o rupturas afectivas.
En ese contexto, el papel del educador, orientador o cuidador se vuelve vital. No solo como guía, sino como figura de confianza que acompaña procesos de identidad, autoestima, relaciones y límites.
Por eso, ponemos a tu disposición la “Guía Didáctica para la Educación Sexual en Centros de Menores”, un recurso especialmente diseñado para facilitar la implementación de programas de educación sexual integrales, seguros, respetuosos y adaptados a las realidades de adolescentes en situación de tutela o protección.
¿Qué contiene esta guía?
Esta guía no es un simple manual teórico. Está pensada como una herramienta de trabajo práctico y reflexivo, que ayuda a:
- Implementar actividades y sesiones educativas estructuradas por niveles y temas clave.
- Abordar temas como el cuerpo, el placer, el consentimiento, la prevención de abusos, la diversidad, el respeto, el amor y los vínculos.
- Ofrecer estrategias para generar un clima de confianza, sin juicios ni tabúes.
- Formar a los equipos educativos en habilidades para el acompañamiento emocional y afectivo-sexual de jóvenes en riesgo.
- Evaluar el impacto del programa y adaptarlo a distintos contextos institucionales.
¿Para quién está pensada esta guía?
- Educadores y educadoras sociales
- Psicólogos/as y terapeutas en centros de menores
- Personal de intervención directa en instituciones de acogida
- Coordinadores pedagógicos
- Profesionales de salud mental, trabajo social y desarrollo comunitario
En definitiva, para todas las personas que trabajan con adolescentes desde un enfoque de derechos, prevención y educación transformadora.
¿Por qué es tan necesaria?
Los adolescentes en centros de menores suelen haber tenido una educación sexual fragmentada, errática o inexistente. Muchos tienen dudas, mitos, miedos o experiencias traumáticas sin procesar. No hablar de sexualidad en estos espacios no los protege: los expone aún más.
-Educar en sexualidad en estos entornos permite:
-Contribuir a un desarrollo emocional y afectivo más saludable.
-Prevenir relaciones abusivas, embarazos no deseados o conductas de riesgo.
-Fomentar la autoestima, la toma de decisiones y el autocuidado.
-Romper ciclos de violencia, control o silenciamiento.